La pintura imán o pintura magnética es una de las técnicas más creativas que ofrece la pintura de hogar, ya que da propiedades magnéticas a cualquier superficie, creando un mundo de posibilidades.
La idea es muy simple: se complementa una pintura de pared con polvo de hierro, creando una superficie imantada, en la que se pueden usar todo tipo de imanes. Al tratarse de una capa inferior, se puede utilizar encima cualquier color o forma. Y si las paredes no son suficientes, también se puede utilizar en puertas, ventanas, plástico; casi cualquier superficie (a veces es recomendable usar una imprimación adecuada).
El principal resultado es conseguir magnetismo dónde se pueden colgar croquis o fotos en cualquier parte con imanes, sin usar cintas adhesivas o chinchetas que puedan arruinar la pared. Pueden usarla los niños para jugar con figuras magnéticas o juegos de fichas. La pared entera puede ser como un enorme tablero donde colocar sus planos. Incluso puede usarlo para mostrar su colección de zapatillas de diseño usando estanterías magnéticas. ¡Lo que sea!
Aunque la fuerza magnética no es igual a la de una superficie metálica (como la puerta de una nevera), los resultados pueden ser espectaculares si se emplea el tipo de imanes adecuado. El uso de láminas magnéticas puede ser incluso más impresionante: un metro cuadrado puede sostener cientos de kilos en las condiciones adecuadas, tales como una superficie lisa y una lámina magnética tipo neodimio.
Con la pintura magnética se elimina la instalación de tablones caros o de corcho, permite colgar trabajos artísticos, posters, planos y dibujos con imanes no invasivos, evitando que las piezas se desgasten o se rasguen tal como ocurre con las cintas adhesivas, chinchetas y cola usa la pared entera para “propósitos magnéticos” y, sobretodo, hace pensar nuevamente sobre las posibilidades creativas de sus paredes.